Desde arriba se ve tentador / Eddy

Una escapadita a los acantilados a veces era lo mejor para pensar. Me había demorado bastante, ya que, hice todo el camino a pie y era bastante, a decir verdad. A pesar de que las alturas me dieran miedo, la sensación de estar al límite era algo que necesitaba en mi vida, un golpe de adrenalina era siempre bien recibido aun más cuando estaba bajo ese nivel de presión.

Permanecí inmóvil dejando que el viento me inundara y mis ojos se maravillaran con el paisaje que se imponía ante mi. Los deseos de saltar eran fuertes, quizá hoy me animara a hacerlo.

Había dado ya un paseo por la playa y ahora tocaba volver a casa. Había quedado con mi prima Romina para hacer de las nuestras, o más bien, hacer tonterías. Con las manos en los bolsillos subí una cuesta que había y camine por el camino de tierra que iba directo al acantilado o a la ciudad. En donde estaba la casa de los LeBlanc.
Pero justo una fuerte oleada de viento agito todo. Y un aroma dulce hizo que mis fosas nasales se abrieran de par en par para olerlo con mejor plenitud. –Delicioso...- murmuré con una sonrisa. Si era cierto que era un vampiro vegetariano, pero aun seguía gustándome la sangre humana. Aparte ese olor me era extrañamente familiar. Así que decidí ir hacia allí a ver quien era.

Cerré los ojos al sentir una fuerte ráfaga de viento azotarme. Probablemente se acercará una tormenta o que se yo. De todas formas, esto no impedía que la idea de saltar se volviera aun más apetecible. Sonreí de lado imaginando lo que diría Kate cuando le dijiera lo que estaba a punto de hacer, por que sí, lo había decidido iba a afrontar uno de mis miedos más grandes y a hacer lo que nunca me atreví a hacer cuando era más pequeña y veníamos a jugar con los niños del pueblo y la reserva. Dí unos cuantos pasos hacía atrás para coger vuelo y darme valor.

Ya en lo alto del acantilado pude apreciar a una chica de cuerpo perfecto. Pero… ¿Qué estaba intentando hacer? Me di cuenta en cuanto se preparo para coger carrerilla. Y me asuste al ver quien era. – ¡Elizabeth! – grite algo malhumorado, mientras corría hacia ella. Pues todavía no sabía que era vampiro. Y de momento quería que siguiera creyendo que era un chico normal y corriente. Aunque a veces sospechara de mi, por tener esa piel tan blanca y alo fría.

Estaba preparada para hechar a correr y saltar; totalmente concentrada y concientizada, sólo debía decir: 123, y todo hubiese desaparecido bajo mis pies para caer al frío océano; cuando la mención de mi nombre me hizo dar un saltito algo asustada. Me giré con una mano en el pecho, esperando que fuera cualquier persona menos...

-¿Edmun?- Pregunte viendo llegar al chico, fruncí el ceño y me cruce de brazos- ¡Casi me matas del susto!- Repliqué algo molesta, no por él precisamente, sino por la interrupción.

Justo a tiempo de que no cayera en las fauces de aquel mar. Llegue a su lado y seguí frunciendo el ceño. - ¿Ah si? Pues prefiero eso a verte ahí dentro – dije señalando con el dedo índice el mar. Había sonado algo raro lo que había dicho. Pero es que me había trastornado por segundos. – Qui…quiero decir que no quiero volver a tener que llamarte la maldita atención – dije bufando metiendo mis manos en los bolsillos delanteros del pantalón.

Alcé ambas cejas con una mueca burlona, no podía negar que era divertido verlo así, pero de todas formas ¿Por qué tenían que aparecer cuando iba a hacer algo "adrenalínico"?

-Pues no me la llames... ¿Que te costaba dejarme saltar?- Le pregunté con un leve puchero- Iba a ser con fines terapeúticos- Añadí como si eso explicara todo y fuese un punto relevante. Además, solía usar frases como esas para fundamentar mis tonteras.

Esta chica siempre con las mismas locuras. Bufe de nuevo y negué con la cabeza. – Así que con fines terapéuticos… - murmure mientras ponía los dedos pulgar e índice de mi mano derecha en el puente de la nariz, apretándolo un poco y cerrando los ojos.
- Esta loca… - murmure de nuevo como si ella no estuviera ahí. Quite mis dedos del puente de la nariz y la mire serio. – No me gustan esos fines entonces – dije tajante.

Pusé las manos en mi boquita de forma inocente, mientras lo observaba. Sabía que me lo estaba tomando a la lijera, mientras que él le estaba dando importancia.

-Gracias por el cumplido- Sonreí ampliamente, eran tantas veces las que se referían a mi como loca que ya lo comenzaba a encontra bueno y un rasgo destacable, o marca personal.