Recuperando mi pasado...a al fuerza (Cass)

Había pasado casi un mes ya. Un mes donde me entregué a la caza y a los demás placeres oscuros tratando de olvidarme, pero no podía.
Cada vez que cerraba los ojos aparecían los suyos, violetas, tan felinos, tan hipnóticos...
Me estaba volviendo loco, por la noche las pesadillas me acosaban y me despertaba gritando su nombre. Lucia. Pero últimamente ya solo pronunciaba.. Cassandra.

La estuve espiando varias veces, me enteré de que trabajaba como médica en el hospital del pueblo. No entré en el hospital, tanta sangre...me descontrola, pero con el tiempo me voy acostumbrando y creo que hoy mi locura ha alcanzado el límite...la necesito.

Observé desde las sombras la puerta del hospital, con la mirada incendiada y una sed indescriptible. Esta noche por fin recuperaría mi pasado...

La zona estaba despejada, mejor, más fácil todo para colarme dentro. Oculto entre las sombras del edificio, me colé por una ventana a ras del suelo como un felino, sin hacer ruido, indagando por los pasillos de aquel lugar con olor antiséptico, tan artificial...

Pero aún así pude detectar el olor de mi presa...el olor a sangre... y el olor a humano allá donde fuera, pero me concentré en el primero.

Me llevó al sótano del centro, donde había bastante material médico, algunos sofás, una cafetera, una nevera con comida...vamos, el área de descanso.
Vi que solo se bajaba por unas escaleras a las cuales cerré la puerta y coloqué una silla para que no la abrieran y por un ascensor, donde fue fácil dejarlo abierto y colocar una caja para que no se cerrara y subiera o bajara. Ahora el lugar era todo mío...un buen patio de juegos con una presa toda para mí.

Caminé en silencio entre la oscuridad percibiendo al final de un largo pasillo la salita de descanso, en la cual el café comenzaba a llenar una taza colocada debajo.

Entré y me percaté de que mi objetivo estaba tumbado en el sofá, relajado, casi dormitando. Era tan bella cuando dormía, parecía un ángel caído del cielo, era tan parecida a ella ahora.

Acaricié su cabello y pasé de largo cogiendo el café ardiendo recién echo y dándole un trago. No me quemó, pero le faltaría algo de azucar.

Dejé la taza de café sobre la encimera y rodeé el sofá para apostarme al lado de Cassandra, que dormitaba plácidamente rendida seguro ante un fuerte y exhausto día de trabajo.
Me agaché y me incliné sobre ella admirando aquel aroma tan sugerente y aquella belleza griega casi mística.

-¿Cansada querida?-susurré con voz dulce y suave.

Como pensaba, se despertó de aquel ligero sueño y se levantó apresuradamente tratando de alejarse de mi, pero me puse en medio del pasillo para no dejarla salir de aquella sala de descanso.

-Solo he venido a visitarte al trabajo, quería ver como estabas simplemente-la miré de arriba a abajo con la mirada ida en mi locura- Y veo que sigues igual de perfecta.
ME relamí los colmillos dejando que los viera intencionadamente.

Caminé hacia ella con paso decidido mientras mi mirada se prendía en un fuego demoníaco.
-¿Qué? ¿Qué me harás?
Me quedé frente a ella de brazos cruzados esperando su reacción, me encataba cuando oponía resistencia.

Reí con sacasmo y reduje más la distancia entre nosotros hasta dejarla acorralada contra la nevera de la sala, con mi cuerpo contra el suyo, con mi rostro casi pegado al suyo.
-¿De verdad harás lo que sea? La tentación a veces puede ser muy grande...
Alcé mi mano y retiré su cabello del hombro para poder ver su níveo cuello marcado por alguna que otra vieja cicatriz y la más reciente aún visible.

Noté su frágil cuerpo temblar contra el mío que parecía de hielo y acaricié su costado notando su calidez y cercanía.
Me incliné un poco para aspirar el aroma que desprendían sus cabellos y con mi lengua saboreé la piel de su cuello recorriendo las cicatrices que habían marcado a la joven.

De nuevo la tenía entre mis brazos, de nuevo podría ser mía...de nuevo podría tener su sangre.

En aquel momento quiso empujarme, pero esta vez yo no me dejé. No logró moverme de mi sitio y mientras disfrutaba de aquello, dejé que mis labios se posaran sobre su cuello, detectando una buena zona para saborear su sangre.

Dejé que mis manos exploraran aquel cuerpo que sin conocerla a ella conocía tan bien, todos los rincones y secretos, todas aquellas curvas...eran idénticas! Y aquello me enloquecía aún más.

Sin poder evitarlo, clavé mis colmillos cerca de su yugular llenando mi boca de sangre al instante...ahí fue donde todo control se esfumó.

Todos mis músculos se tensaron con el primer roce con su sangre, me encendió por completo, me perdí en mis recuerdos...era tan similar a la suya...con este dulzor y calidez.

La inmovilicé aún más contra la nevera presionando su cadera con la mía y cogiéndola de las muñecas para que no se moviera, ahora quería disfrutar de su sangre casi trescientos años después...

Lejos de lo que pensaba no gritó, tampoco intentó pedir ayuda, simplemente se quejó débilmente por el dolor de sentir mis colmillos atravesándola y mi violenta succión, arrebatándole la vida.

No le hice caso y con las ansias que tenía, presioné con más fuerza aún mis mnadíbulas tratando de conseguir aún más elixir borgoña de su cuerpo perfecto.

Mis manos la soltaron de las muñecas y me dedique a recordar su vientre plano, su trasero perfectamente redondeado y tan provocador...lo tenía todo! y ahora era mío de nuevo.

A través de la barrera de deseo y lujurían que me mantenía pegado a ella la escuché...pero no fue la voz de Cassandra....fue ella...

''Con sus ropas desgarradas y ensangretadas con su propia sangre, la hice mía mientras bebía de ella, arrancándole sus últimos suspiros, sus últimos jadeos y sus últimas lágrimas. Sus latidos se iban apagando y solo suspiró.
-Vas...a matarme...Alexander...-tras aquello, su corazón se detuvo y me despegué de ella relamiéndome los colmillos con los ojos en llamas y en corazón totalmente destruido por lo que acababa de hacer... la sangre era demaisado fuerte...''

Tras unos segundos tragando con ansias su sangre, retiré mis colmillos y la sangre sobrante resbaló por su uniforme de médica y mi ropa.
-No...solo te haré mía como lo hice noche tras noche hace mucho tiempo mi querida Lucia-contesté abrazándola contra mí lamiendo su cuello ensangrentado.

Me daba igual lo que dijera, solo vivía por y para ella...y ahora que la había encontrado todo daba igual.
Realmí la sangre de su herida y ascendí hasta su mentón perfilándolo con mi ensangrentada lengua llegando a sus labios.
-Shhh...tranquila, estoy a tu lado de nuevo-la besé con deseo y pasión ocultos por tanto tiempo.

Aquel beso rompía los límites del tiempo y me enlazaba con el pasado...era una sensación esplendorosa que no quería olvidar jamás.