El diablo en casa (Alex)+18

Dios...no lograba sacarme de la cabeza aquella humana. Cassandra...era tan parecida a mi antiguo amor...
Apreté los puños lleno de ira por aquel revés del destino y los estampé contra el muro de piedra que estaba al lado de mi camido derribando grandes pedazos de piedra.

Odiaba mi existencia...odiaba mi pasado, mi presente y mi maldito futuro...pero siempre me quedaría el consuelo de la sangre.

Más allá del muro de piedra distinguí una imponente iglesia antigua de la que emanaba un olor muy familiar. Sonreí socarronamente y veloz como un rayo subí por la vieja estructura entrando por una de las vidrieras paseándome por las vigas del techo como un sigiloso felino.

Me dejé caer simplemente aterrizando en el altar al lado del cura y centré mi atención en la hija de la noche que había aterrorizado a los fieles con su presencia.
-Tu no irías al cielo ni aunque te tiraras a Dios mi pequeña Sof-reí burlonamente cogiendo el caliz del cura y bebiendo del vino.

Observé divertido a la joven vampira mientras se dedicaba a crear aún más caos en los presentes encerrándolos en lo que sería su futura tumba.
Reí sádicamente al ver la maldad de la joven y me giré hasta el cura alzándolo en el aire con una fuerza descomunal.
-Amén-sin más lo arrojé contra la pared, golpeándolo contra el crucifijo que al caer al suelo lo aplastó matándolo de un fuerte golpe.

Volví mi vista a Sophie mirándola con descaro. Era una pequeña fiera indomable que yo mismo trataba de dominar pero no se dejaba. La conocí al año de su conversión, es una neófita bastante violenta e impulsiva. Le intento enseñar a controlarse para focalizar su potencial, pero la sangre la ciega...y eso me pone demasiado.

-Adelante Sof, elige víctimas, tienes para elegir-sabía que acabaría cubierta de sangre.

Me senté sobre el altar contemplando el espectáculo, yo ya estaba servido la verdad, había cazado hace poco pero quizás cayera alguna que otra presa.
Cogí uno de los candelabros que tenía a mano y lo lancé sobre el tropel de personas que se agolpaban en la salida para escapar. Le di a uno de los humanos en la cabeza y este cayó al suelo inconsciente o muerto, no lo sé.
El tiro al blanco era uno de mis pasatiempos favorito.
Le di a tres humanos más mientras unos cuantos lograron salir fuera.

Al ser media noche no había muchos fieles congregados.
Bajé del altar y caminé hasta Sof admirando la sangre que resbalaba por su cuerpo ya.
-Disculpame un segundo, voy a eliminar testigos...-acaricié su trasero provocativamente marcado por aquel vestido y le di un azote travieso- Ahora vengo.

Avancé raudo entre la oscuridad de la noche abalanzándome sobre cada uno de los humanos que intentaba escapar, arráncándoles los miembros, desgarrando sus gargantas, segando vidas por el camposanto.

Finalmente entré de nuevo en la iglesia con una joven entre manos que se retorcía y rezaba a dios para que la dejara.
-Mira, un último regalito que nos ha enviado Dios-bromeé tirando a la joven rubia a los pies de Sophie.
-Huele con atención...
Llené mis pulmones con el aroma de la inocencia de la joven feligresa y reí con ganas.
-La sangre de una virgen siempre es más dulce y cálida.

Me quité la cazadora llena de sangre quedándome con aquella camisa blanca que ahora parecía borgoña.

-Por favor Dios...salvame de estos demonios...-susurraba la joven asustada.
-Vamos no seas zorra, tu Dios no te salvará, no existe, de lo contrario ni ella ni yo estaríamos aquí.

Dejé la cazadora en uno de los bancos cercanos y me quité también la camisa, no me gustaba notar las prendas empapadas contra mi piel.
Me había manchado todo el pecho de sangre, la froté y la extendí mientras me agachaba acorralándo a mi joven víctima fuera de mí...excitado por la sangre y por el olor de la chica.

-Claro que no Sof. Ya verás, será el primer y último polvo de su vida...morira follando... ¿Cómo tú no?-dirigí mi vista a Sophie burlonamente y luego le arranqué la camiseta a la rubia sin miramientos despejándole el cuello para poder morderle y deleitarme con su sangre.

Tragué con avidez aquella sangre y al escuchar la voz de mi pequeña pupila alcé la mirada inyectada en sangre, salvaje, demoniaca.

-¿Quién ha dicho que la iba a convertir? No quiero más zorras, contigo me basta y me sobra...sabes que lo digo desde el cariño-le dediqué una media sonrisa y continué bebiendo de la dulce humana mientras mis manos acariciaban sus pechos arrancándole violentamente el sostén y la otra bajaba hasta su falda buscando con lascividad su entrepierna.
Acaricié su sexo en cuanto lo alcancé, sobre la tela de la ropa interior y noté sorprendido como la humana jadeó...pero le gustó a la muy puta a pesar de sus negativas y lloros.

-Mírala...si disfrutará la perra y todo-miré a Sophie divertido- Las manos quietecitas que te vigilo-le advertí bromeando quitándole a la fuerza la ropa a la joven lamiendo sus pechos ahora ensangrentados repasando con mis colmillos sus pezones.

Notaba la mirada celosa de Sof. Qué se tranquilizara joder! En cuanto terminara con la humana si me quería me tendría como siempre, nunca diría que no a un buen polvo con ella, como decía antes, era una fiera indomable, insaciable, sanguinaria...letal y sobretodo...diabolicamente sexy.

Acaricié la entrepierna ahora desnuda de la joven concentrándome en el clítoris...
-Vaya... mirala como se humedece y todo... ¿Nunca te habían tocado así?
Bajando un poco más noté cierta humedad...se estaba poniendo perra y todo. Bueno, nadie me decía nunca que no y la chica parecía estar experimentando aquello por primera vez.
Sin ningún tipo de cuidado le introduje un dedo palpando su interior y certificando la estrechez, su virginidad que pronto se esfumaría.

-¿Quieres probarla un poco?-tenté a Sophie con la sangre de la joven que estaba algo débil por la pérdida de sangre.
Mientras me arrodille desabrochándome el cinturon y lso vaqueros.

Como esperaba, Sophia vino a mí de inmediato y provó a la joven relamiéndola con gusto, pero al acabar le arañó en el rostro.
-Salvaje...me encanta-aplaudí su acción mientras dejaba caer mis pantalones para poder acceder a mis boxers. Tenía un creciente bulto en mi entrepierna que con la visión de la joven desnuda, ensangrentada, temblando y abierta ante mí necesitaba liberarme ya...

-No te pongas celosa mi pequeña-añadí antes de bajarme también los boxers dejando mi miembro erecto al descubierto, acariciándolo para endurecerlo aún más y acercarme a la humana con intenciones claramente malvadas.
Me coloqué entre sus piernas no alargué más su agonía...la embestí brutalemente penetrándola y notando como su virginidad se hacía pedazos al paso de mi miembro por su apretada vagina que reprimía mi entrada pero no podía avitarlo.
-Hazla callar...no quiero que grite y...ahhh..alerte a los vecinos...-le ordené a Sophie volviendo a embestir a la joven notando como las venas de mis músculos se marcaban.

Entre embestida y embestida gruñía como un animal salvaje desviando mi vista unos instantes hacia Sophie. Provocadora como siempre, se había rasagado el vestido fucsia descubriendo un conjunto de ropa interior negro muy sugerente...joder... aquello me ponía aún más.
-Me encanta esto joder...

Seguí penetrándola con fuerza a pesar de los intentos de resistirse de la joven. Sof la retenía y la silenciaba restándole oxígeno también mientras yo seguía arrebatándole esa inocencia con una furia casi enfermiza.
-Ahhh!!! Vamos!!!-grité agachándome sobre ella mordiéndola de nuevo bebiendo su sangre joven y viva continuando con aquel vaivén intenso y continuo.

La fría mano de Sophie me agarró por la nuca y me alejó del cuello de la joven conduciéndome a sus labios, los cuales besé con gusto y devoción pasando mi lengua ensangrentada a la suya para que saboreara aquel dulce placer virginal de nuestra presa.

Continué con aquella salvajada mirándo a Sophie intensamente.
-Ahora...ahhh...iré...contigo...no te ...escaparás...-le advertí relamiéndome los labios lamiendo todo el cuerpo de la joven sintiendo que una inmensa presión se acumulaba en mi entrepierna y pedía salir.

Sophie se marchó y sonreí sabiendo porque lo hacía... pero bueno, ahora mismo le tocaría a ella, que no se preocupara.

Aumenté aún más el ritmo hasta notar que los latidos de la joven se extinguían justo cuando acababa dentro de ella y la saturaba con mi blanquecino elixir...
-AHHHHH!!!
Gruñí cerniéndome sobre ella bebiendo de las últimas gotas y revitalecido por aquel polvo sanguinario, me separé del cadaver y caminé hasta las primeras filas del altar completamente desnudo y ensangrentado.
-Bueno pequeña... Ya estoy disponible para ti.

Me senté a un lado del banco haciéndole compañía a la mujer que era víctima de Sophie.
-¿A qué muerde bien?-entablé una conversación imaginaria con la víctima- Deja marcas pero te gusta, lo sé.

Al poco rato, la mujer cayó muerta al suelo lejos del lugar y Sophie se sentó sobre mi regazo, donde mi miembro de nuevo erecto rozaba su entrepierna cubierta por aquel seductor conjunto negro.
-Mmm... ¿Tantos años? Pues ya era hora de que nos encontráramos pequeña...he hechado de menos este cuerpo-acaricié sus nalgas y subí una mano hasta sos pechos descubriéndolos levemente para lamer su pezón y luego volver a ocultarlos.
-¿Qué has aprendido en este tiempo? Muéstramelo Sof.